Nuestra Historia
De Madrid al cielo. Este dicho, que los madrileños aprendemos de niños, resume simbólicamente el amor que sentimos por nuestra patria chica, un amor tan limpio y generoso que nos impulsa a mirar frecuentemente el clarísimo cielo de la ciudad. El pueblo de Madrid no posee un carácter emigrante, más bien, está acostumbrado a recibir a todos aquellos que llegan procedentes de otros lugares de España y lo hace con tanta cordialidad, que muy pronto éste, comienza también a mirar al cielo.
El pueblo español y por ende, el madrileño, tan dado a la improvisación, no es muy amigo de las asociaciones por miedo a perder, en alguna medida, su propia personalidad. Cada pueblo tiene sus virtudes y defectos, y el nuestro, posee un corazón repleto de energías y un cerebro penetrante e incisivo cuando se pone a pensar.
La idea surge, nace en el pensamiento de un grupo de madrileños residentes en esta bella Ciudad Condal.
Transcurría el año 1951, año en el que venían reuniéndose en tertulia en el Bar Sanlúcar, situado al final de las Ramblas, este pequeño grupo de madrileños: Andrés Villanueva, Antonio Olmos, Fernando Pastrana, Ángel Maeso, Fernando López y Julián Santana.
Las tertulias eran animadas, llenas de sano sentido crítico, analizando los problemas de la Época, pero sobre todo, fortaleciendo la amistad de estos hombres, llenos de energía e ilusiones y con deseos de manifestar, de alguna forma, sus sentimientos. Un día, alguno de ellos dijo:
«Por qué no organizamos una Asociación para reunir a los madrileños y aquellos otros que nos quieran acompañar?»
Esta frase quedó grabada en la mente de todos los contertulios y constituyó, el tema favorito de todos. Y aunque las tertulias que continuaron celebrándose, cada día que pasaba, encontraban la idea más realizable.
El sueño de ser capaces de unir a los madrileños residentes en la Ciudad Condal y de otras regiones de España, les llevó a la necesidad de ampliar con nuevos amigos, que pudieran unirse con ellos, para que la idea pudiera convertirse en un proyecto con mayor base de realización. Con esta actitud abierta y entusiasta, cosecharon la colaboración de otros hombres que se unieron con gran entusiasmo. Estos fueron los siguientes: José Alba, José Camún, Antonio Ontoria, Antonio Parrondo, Julio Álvaro, Manuel González, Juan Millán y Fernando Valera.
Las tertulias continuaron, pero ya con un tema fundamental, la creación de Casa de Madrid. Los encuentros se realizaban, unas veces, en el Bar Sanlúcar, otras en el Café Vienés, situado al principio de la calle Mayor de Gracia. El proyecto iba tomando cuerpo, se determinaron los objetivos fundamentales, se estudiaron los Estatutos y las posibilidades económicas.
Mientras tanto, los gastos que se producían eran costeados por todos ellos, a los que después se les llamó Comisión Organizadora.
El proyecto para el nacimiento de la futura Casa de Madrid, se produjo en una Asamblea, ante numerosos paisanos y simpatizantes, en un local llamado London Club, situado en la calle Condal, el día 16 de Diciembre de 1951.
Esta asamblea sirvió fundamentalmente para constituir los principios básicos en la fundación de Casa de Madrid, y cuyos fines y objetivos, quedaron aprobados por unanimidad:
«Rendir homenaje emocionado a Madrid, solar de nuestra cuna, desarrollando la exaltación de su historia, valores espirituales, culturales y folklóricos, amar a Barcelona y unir a ambas ciudades, creando una auténtica hermandad.»
Los estatutos fueron redactados por la Comisión Organizadora y Don Jorge Grau Rovira, abogado, se encargó de darle forma jurídica y presentarlos en el Gobierno Civil, para su aprobación.
La Historia de Casa de Madrid, rinde homenaje a estos hombres que, con su sacrificio, entusiasmo y dedicación, fueron capaces de hacer realidad una «idea» que por su grandeza, merecen ocupar un lugar privilegiado en la memoria de todos nosotros, en el transcurso de los años.